domingo, 22 de noviembre de 2009

Escapada por Andalucia. 4ª parte

Desayuno en Chiclana, algo escaso pero apetitoso.
Les llama poderosamente la atención un barrio, “El Meadero de la Reina” paran y aprovechan para tomar café. Aciertan a dar en un “todo en uno” allí hay frutas, carnes, pescado, revistas, golosinas… y una anciana muy anciana que les sirve un fantástico café de puchero, sí de puchero puchero, en la Venta de Santa Ana. Como si nunca hubieran visto dos tipos en moto, aparecen uno tras otro toda la familia para contemplar lo que la anciana ha contado, dos tipos ataviados con chupas de cuero, gorras negras, gafas de sol y un par de motos cargadas con equipaje y paradas en la puerta de la venta venidos de otra galaxia.
Tras tomar el café con donut salen hacia Valdelagrana, allí realizar algunas compras en Decatlhón, cando salen varias personas contemplan las motos cargadas con el equipaje y las chupas y comentando sus deseos de realizar un viaje parecido. Durante la realización de este viaje han escuchado en varias ocasiones el mismo comentario tanto en hombres como en mujeres. Ahora viene el problema, ¿Cómo y dónde cargar las compras? De difícil solución pero apretando aquí y allá poco a poco todo parece que va entrando y a acoplándose.
Ya que están por la zona deciden acercarse a Sanlucar de Barrameda que tiene fama de buen marisco. Desde aquí divisan el parque Nacional de Doñana y el estuario del río Guadalquivir, es el momento y el lugar preciso para que kapy eche en falta sus prismáticos y ese buen ratito de observación de la fauna. De nada vale, han de continuar viaje, el tiempo se acaba y ellos lo saben, han de aprovechar cada minuto de lo que queda de esta loca aventura que nació sin planificar.
Parada en el Bodegón de Lola, esperan hasta las 13:30h. para que abran la cocina. El camarero les recomienda un plato que lleva de todo, y dan fe de que así es.
Intentan continuar viaje, pero es imposible por lo que tienen que pararse hasta digerir un poco tan soberbia comida. En Lebrija toca café, hace mucho calor y deben parar para refrescarse, es media tarde y no es conveniente abusar, el sueño puede hacer estragos indeseables.
Directos y sin paradas a Sevilla. Tráfico muy intenso de entrada. A Juan le golpea un vehículo por detrás, sin consecuencias aunque malas caras. Juan desea ver a su hermano y paran un rato para intentarlo, aunque no tiene resultados ya que no está en casa, hacen tiempo en un bar próximo con una coca cola hartita de hielo para combatir el intenso calor reinante. Se les encara un tipo que presupone que están mirando a su novia que va al lado, que además está de buen ver, morena pelo largo, ropa ceñida y falda muy corta. No les hacen caso al tipo que vocifera en la esquina “¿que estáis mirando?” el cual se cansa y se marcha, en realidad no llevaba razón pues al que miraban era al imbécil de las voces por el impropio espectáculo que estaba dando, la chica ya había desaparecido tras la esquina.
El viaje toca a su fin, solo un tramo final, Sevilla - Zafra. De un tirón pero sin prisas. La tarde cae, el sol poco a poco va desapareciendo en el horizonte cuando llegan a Zafra. Un rato de relax y todo acaba como empezó, con el brindis de un par de cervezas bien frías.


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