Una nueva edición de Pingüinos acaba de terminar y como ya va siendo habitual los aguerridos Mochuelos estuvieron allí, ni el frío, ni el agua , ni el viento torcieron la voluntad de estos intrépidos moteros. Esta 29ª edición de Pingüinos ha sido menos concurrida que las anteriores, debido, talvez a la dura experiencia vivida el año pasado donde miles de moteros se quedaron estacionados en las carreteras españolas o en casa sin poder salir. Este año ha sido duro también, con algo menos de frío que el pasado pero alcanzando en el pinar de Puente Duero los 10º bajo cero al caer la tarde. Este año la organización esperaba batir un nuevo record de asistencia pero las cifras han sido concluyentes a este respecto, aproximadamente se han dado cita alrededor de veintidós mil moteros de todos los rincones de nuestra geografía, y no es solo nacional sino que también pudimos ver a nuestros vecinos portugueses, italianos, rusos y una delegación de China entre otros.
Mochuelos salieron tres sobre las nueve de la mañana pero la nieve y el posterior hielo formado en nuestras carreteras hizo que se la salida fuera lenta y costosa. Incluso ya sacar la moto de la cochera se tornó en un reto a superar. Una vez logrado y puesto en marcha se encontramos con algunas carreteras cortadas por el hielo, por lo que fue necesario trasladar la moto en un vehículo hasta superar la zona helada para poder continuar con esta aventura.
Tras superar todas las adversidades que la climatología reinante les ponía, uno de nuestros miembros sufrió una avería en la subida al puerto de Bejar, lo que obligó a llamar a una grúa y regresar de nuevo a casa. Ya sólo eran dos los mochuelos que enfilaban dirección Valladolid.
En Salamanca, como de costumbre parada a reponer fuerzas, bocatas de jamón y chorizo, café calentito y nuevamente puestos en carretera. Se les echó la noche antes de llegar a Tordesillas y el frío se hizo más intenso por lo que hubo que hacer una parada extra para calentar las puntas de los dedos que andaban al punto de la amputación.
Por fin en Valladolid, algo tarde pero con ganas de empezar la diversión. Cena rápida, cervecita para entonar y salida para la población. Primera parada en el “Berlín” en un pequeño bar que descubrieron hace tres años. Inmejorable el ambiente, una selección extra de gente tras la barra y derrochando simpatía con todo el personal asistente Carmen, que sirve las copas a la velocidad del rayo y siempre con una hermosa sonrisa dibujada en su cara.
Les costó salir del bar, pero Chelo y Coté decidieron visitar otras ermitas, La Barmacia, El trastero (otro bar que no te puedes perder) y 1900 junto con dos pequeños “surtidores” de bocatas cercanos para calmar el hambre a últimas horas de la noche o primeras de la mañana según se mire.
Tras despertar y cargar pilas con un buen desayuno nuevamente montados en sus máquinas salen para el centro a participar en las actividades que la organización tienen en la ciudad. Nuevamente se nota la falta de moteros de otros años, pero la diversión no decae. Tras este …. Se dirigen al pinar de Puente Duero donde encontraron a viejos conocidos del moto club “Cuervos Rojos” de León y Templarios de Almendralejo entre otros. A pesar del frío que reina, los Celtas Cortos dan su espectáculo donde hacen saltar y vibrar a un multitudinario número de seguidores.
De nuevo a Valladolid con un intenso frio, unas cervezas en el Berlín para terminar la noche y pronto para la cama, al día siguiente o mejor dicho esa misma mañana toca regreso a casa, hay que estar despejado para una conducción tranquila y segura.
Las previsiones no son nada halagüeñas, temporal de nieve y agua. Eso no suena bien. Cargan las motos, un café rápido y salen como las balas hacia el sur. Despedidas, apretones de manos, abrazos y el deseo de volverse a ver el próximo año.
Del tirón a Salamanca, comida frugal. Cervecita sin alcohol para acompañar. Nuevamente en la moto. Una última mirada a Salamanca en la lejanía. El tiempo está cambiando. Grises nubes desploman agua en el horizonte. Apretón al acelerador.
El tiempo empeora por momentos, En Mirabel es necesario parar, el frío es tan intenso que hiela las puntas de los dedos dentro de los gruesos guantes, el verdadero punto débil del motorista. Hay caldito, consomé para los más finos, que lo llamen como quiera de todos modos es lo mejor para calentar el cuerpo del motero. Primeras noticias del estado de las carreteras en Extremadura. Difícil situación, se nota en sus rostros la preocupación, en sus miradas el miedo a lo que puedan encontrar.
Mérida nevando, Los Santos de Maimona cortado…
Por Aldea del Cano la nevada arrecia, a pesar de ello llevan buena marcha. Poco más adelante ven como los vehículos circulan en caravana detrás de una dotación de la Guardia Civil. Eso les tranquiliza, pero es un error como pudieron comprobar. En lugar de parar y desviarlos hacia Casas de Don Antonio continúan ruta hacia Mérida. A unos ocho kilómetros del Cruce de las Herrerías es imposible continuar. Se encuentran atrapado en la autovía sin posibilidad de dar la vuelta. El hielo se ha adueñado de la vía. Las caídas se suceden y en pocos segundos cuatro motos van al suelo. Se van haciendo grupos en el arcén de la autovía. La Guardia Civil les indica que saquen las motos de la carretera y les dice que tengan paciencia, se prevé dos horas de parada, luego lluvia. La Guardia Civil continua dirección Mérida. Más caídas de motos. Son las cuatro de la tarde.
Pasan las horas y nadie acude por allí para informar o ver las necesidades de la gente que está tirada en plena autovía sobre un paisaje nevado. Pasa un quitanieves que solo despeja un poco el paso, lo justo para que los automóviles circulen. Las motos imposible. Siguen esperando en el arcén. La gente pasa haciendo fotos, mirando estupefactos ante la escena. Algunos dan ánimos al ver la situación y tan solo un conductor para para ver si puede hacer algo. Le pedimos un pañuelo de papel y nos ofrece el paquete entero pero no puede hacer nada más.
El 112 no atiende y cuando se contacta con él pues una chica ha sufrido un fuerte golpe en el tobillo como consecuencia de la caída, lo único que recibe es una dura bronca prestar en la carretera con este temporal. La nefasta previsión de las autoridades extremeñas hace que peligre la seguridad y la vida de las personas atrapadas sin asistencia alguna en mitad de ningún sitio. Sobre las siete de la tarde nuestros mochuelos deciden intentar continuar, arriesgan y avanzan unos dos kilómetros, poco después el resto les van siguiendo. Vuelven a hacerse grupos. El quitanieves ya no vuelve a pasar, no hay sal en la carretera. La desesperación aumenta y la indignación también. ¿Las autoridades “competentes” no se habían enterado de la alerta del temporal? ¿por qué no vertían sal para evitar el hielo? ¿no tenían previsto el gran número de motos procedente de Valladolid que iban a circular por esta vía el domingo de regreso a sus poblaciones de origen?
Las grúas se suceden una tras otra para sacar las motos de la carretera. A todo esto un autobús vuelca y se colapsa la autovía, parece una gigantesca culebra de luz. Son las doce menos cuarto de la noche cuando las últimas motos de nuestro grupo abandonan el arcén de la autovía. Miembro de la peña motera “Los Emperadores” de Mérida se han acercado con vehículos propios para ofrecer café caliente, agua y bocadillos a los que estaban atrapados en el arcén, ofreciendo sus vehículos para calentar a los helados moteros y trasladar a algunos de ellos hasta la ciudad de Mérida para pasar la noche en un hotel, Nadie más acudió para dar la menor explicación, menos aún para ver las necesidades de aquellos que lo han pasado mal por el frío durante tantas horas. Desde aquí darles las gracias al 112, a la guardia civil y a los dirigentes de una región que no saben o no quieren preveer y mucho menos dotar a una región de los medios necesarios para solventar una situación como esta que ya viene siendo común. No quiero pensar en aquellos que se hayan visto obligados a permanecer en la carretera toda la noche, ojalá que esto no haya pasado.
Mochuelos salieron tres sobre las nueve de la mañana pero la nieve y el posterior hielo formado en nuestras carreteras hizo que se la salida fuera lenta y costosa. Incluso ya sacar la moto de la cochera se tornó en un reto a superar. Una vez logrado y puesto en marcha se encontramos con algunas carreteras cortadas por el hielo, por lo que fue necesario trasladar la moto en un vehículo hasta superar la zona helada para poder continuar con esta aventura.
Tras superar todas las adversidades que la climatología reinante les ponía, uno de nuestros miembros sufrió una avería en la subida al puerto de Bejar, lo que obligó a llamar a una grúa y regresar de nuevo a casa. Ya sólo eran dos los mochuelos que enfilaban dirección Valladolid.
En Salamanca, como de costumbre parada a reponer fuerzas, bocatas de jamón y chorizo, café calentito y nuevamente puestos en carretera. Se les echó la noche antes de llegar a Tordesillas y el frío se hizo más intenso por lo que hubo que hacer una parada extra para calentar las puntas de los dedos que andaban al punto de la amputación.
Por fin en Valladolid, algo tarde pero con ganas de empezar la diversión. Cena rápida, cervecita para entonar y salida para la población. Primera parada en el “Berlín” en un pequeño bar que descubrieron hace tres años. Inmejorable el ambiente, una selección extra de gente tras la barra y derrochando simpatía con todo el personal asistente Carmen, que sirve las copas a la velocidad del rayo y siempre con una hermosa sonrisa dibujada en su cara.
Les costó salir del bar, pero Chelo y Coté decidieron visitar otras ermitas, La Barmacia, El trastero (otro bar que no te puedes perder) y 1900 junto con dos pequeños “surtidores” de bocatas cercanos para calmar el hambre a últimas horas de la noche o primeras de la mañana según se mire.
Tras despertar y cargar pilas con un buen desayuno nuevamente montados en sus máquinas salen para el centro a participar en las actividades que la organización tienen en la ciudad. Nuevamente se nota la falta de moteros de otros años, pero la diversión no decae. Tras este …. Se dirigen al pinar de Puente Duero donde encontraron a viejos conocidos del moto club “Cuervos Rojos” de León y Templarios de Almendralejo entre otros. A pesar del frío que reina, los Celtas Cortos dan su espectáculo donde hacen saltar y vibrar a un multitudinario número de seguidores.
De nuevo a Valladolid con un intenso frio, unas cervezas en el Berlín para terminar la noche y pronto para la cama, al día siguiente o mejor dicho esa misma mañana toca regreso a casa, hay que estar despejado para una conducción tranquila y segura.
Las previsiones no son nada halagüeñas, temporal de nieve y agua. Eso no suena bien. Cargan las motos, un café rápido y salen como las balas hacia el sur. Despedidas, apretones de manos, abrazos y el deseo de volverse a ver el próximo año.
Del tirón a Salamanca, comida frugal. Cervecita sin alcohol para acompañar. Nuevamente en la moto. Una última mirada a Salamanca en la lejanía. El tiempo está cambiando. Grises nubes desploman agua en el horizonte. Apretón al acelerador.
El tiempo empeora por momentos, En Mirabel es necesario parar, el frío es tan intenso que hiela las puntas de los dedos dentro de los gruesos guantes, el verdadero punto débil del motorista. Hay caldito, consomé para los más finos, que lo llamen como quiera de todos modos es lo mejor para calentar el cuerpo del motero. Primeras noticias del estado de las carreteras en Extremadura. Difícil situación, se nota en sus rostros la preocupación, en sus miradas el miedo a lo que puedan encontrar.
Mérida nevando, Los Santos de Maimona cortado…
Por Aldea del Cano la nevada arrecia, a pesar de ello llevan buena marcha. Poco más adelante ven como los vehículos circulan en caravana detrás de una dotación de la Guardia Civil. Eso les tranquiliza, pero es un error como pudieron comprobar. En lugar de parar y desviarlos hacia Casas de Don Antonio continúan ruta hacia Mérida. A unos ocho kilómetros del Cruce de las Herrerías es imposible continuar. Se encuentran atrapado en la autovía sin posibilidad de dar la vuelta. El hielo se ha adueñado de la vía. Las caídas se suceden y en pocos segundos cuatro motos van al suelo. Se van haciendo grupos en el arcén de la autovía. La Guardia Civil les indica que saquen las motos de la carretera y les dice que tengan paciencia, se prevé dos horas de parada, luego lluvia. La Guardia Civil continua dirección Mérida. Más caídas de motos. Son las cuatro de la tarde.
Pasan las horas y nadie acude por allí para informar o ver las necesidades de la gente que está tirada en plena autovía sobre un paisaje nevado. Pasa un quitanieves que solo despeja un poco el paso, lo justo para que los automóviles circulen. Las motos imposible. Siguen esperando en el arcén. La gente pasa haciendo fotos, mirando estupefactos ante la escena. Algunos dan ánimos al ver la situación y tan solo un conductor para para ver si puede hacer algo. Le pedimos un pañuelo de papel y nos ofrece el paquete entero pero no puede hacer nada más.
El 112 no atiende y cuando se contacta con él pues una chica ha sufrido un fuerte golpe en el tobillo como consecuencia de la caída, lo único que recibe es una dura bronca prestar en la carretera con este temporal. La nefasta previsión de las autoridades extremeñas hace que peligre la seguridad y la vida de las personas atrapadas sin asistencia alguna en mitad de ningún sitio. Sobre las siete de la tarde nuestros mochuelos deciden intentar continuar, arriesgan y avanzan unos dos kilómetros, poco después el resto les van siguiendo. Vuelven a hacerse grupos. El quitanieves ya no vuelve a pasar, no hay sal en la carretera. La desesperación aumenta y la indignación también. ¿Las autoridades “competentes” no se habían enterado de la alerta del temporal? ¿por qué no vertían sal para evitar el hielo? ¿no tenían previsto el gran número de motos procedente de Valladolid que iban a circular por esta vía el domingo de regreso a sus poblaciones de origen?
Las grúas se suceden una tras otra para sacar las motos de la carretera. A todo esto un autobús vuelca y se colapsa la autovía, parece una gigantesca culebra de luz. Son las doce menos cuarto de la noche cuando las últimas motos de nuestro grupo abandonan el arcén de la autovía. Miembro de la peña motera “Los Emperadores” de Mérida se han acercado con vehículos propios para ofrecer café caliente, agua y bocadillos a los que estaban atrapados en el arcén, ofreciendo sus vehículos para calentar a los helados moteros y trasladar a algunos de ellos hasta la ciudad de Mérida para pasar la noche en un hotel, Nadie más acudió para dar la menor explicación, menos aún para ver las necesidades de aquellos que lo han pasado mal por el frío durante tantas horas. Desde aquí darles las gracias al 112, a la guardia civil y a los dirigentes de una región que no saben o no quieren preveer y mucho menos dotar a una región de los medios necesarios para solventar una situación como esta que ya viene siendo común. No quiero pensar en aquellos que se hayan visto obligados a permanecer en la carretera toda la noche, ojalá que esto no haya pasado.
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