Ayer era un día esperado. Los Confederados nos tenían avisados de la concentración en Nogales. Sin dudarlo dispusimos las máquinas para partir temprano en esa dirección. Nos costó arrancar -como de costumbre- y no podíamos olvidarnos de nuestra organizada desorganización para salir. Como es lógico y habitual algunos mochuelos son más nocturnos que mañaneros y esa combinación conlleva enseñarle a tu despertador a volar por la habitación y a dirimir esa terrible pelea con las sábanas para quitártelas de encima.
Cinco tazas de café más tarde nos pusimos en marcha con dos ojos como platos, por lo que pudimos recrearnos en el paisaje en todo el trayecto. El día acompañó, era luminoso y cálido. Recogimos a los compañeros en Usagre y Zafra. Tuvimos suerte de no tener que esperar en ninguno de los dos sitios pues más cafeína en el cuerpo hubiera provocado adicción.
Al llegar a Nogales nos sorprendió la gran cantidad de motos congregadas y por supuesto de moteros. Broncano al vernos aparecer e inscribirnos dio la orden de salir hacia la ruta por lo que no pudimos hincarle el diente a las migas a pesar de la buena pinta que tenían.
La ruta fue divertida, velocidad moderada, muchas curvas y buen asfalto pero sobretodo por la visión de esa largísima fila doble de motos que se perdía en la lejanía.
Paramos en Torre de Miguel Sesmero y pudimos saludar a un gran número de compañeros que no habíamos visto anteriormente o que se habían sumado en la propia ruta. Tras una refrescante cervecita subimos de nuevo a nuestras monturas para concluir la ruta en el punto de partida.
La gente se fue acomodando y reagrupándose. El número de personas poco a poco se fue elevando, no faltaron los propios habitantes de Nogales y vecinos de pueblos cercanos que también se unieron a la fiesta.
La comida fue abundante, primero unos aperitivos de la tierra, para pasar a la carne en salsa, los garbanzos y la paella. Todo estupendo. Hubo un pequeño lío con los tiques de cervezas. Se editaron más de la cuenta, pero creo que cerveza no faltó y los tiques no se devolvieron por lo que la gente quedó contenta.
Acompañados en todo momento de buena gente fuimos quemando las horas hasta que llegó el momento de partir. Sin gana ninguna de que se nos escapara esta buena tarde nos dejamos convencer para tomar una copa en Santa Marta, en el bar-sede de los Confederados. Allí el buen ambiente continuó entre conversaciones y bromas.
Tras despedirnos de todos pusimos rumbo a Zafra, aquí despedíamos a parte del grupo y lo hicimos alrededor de unos dulces y café para acompañar.
La tarde tocaba a su fin y sin vacilación enfilamos los últimos kilómetros hacia nuestra localidad.
La parte negativa de la jornada fue la nueva rotura de cardan en la moto de nuestro mochuelo secretario que se ve nuevamente en dique seco hasta que vuelva a ponerla a punto par su próxima aventura.Fotos de Maite, Mamen y Kapy
Cinco tazas de café más tarde nos pusimos en marcha con dos ojos como platos, por lo que pudimos recrearnos en el paisaje en todo el trayecto. El día acompañó, era luminoso y cálido. Recogimos a los compañeros en Usagre y Zafra. Tuvimos suerte de no tener que esperar en ninguno de los dos sitios pues más cafeína en el cuerpo hubiera provocado adicción.
Al llegar a Nogales nos sorprendió la gran cantidad de motos congregadas y por supuesto de moteros. Broncano al vernos aparecer e inscribirnos dio la orden de salir hacia la ruta por lo que no pudimos hincarle el diente a las migas a pesar de la buena pinta que tenían.
La ruta fue divertida, velocidad moderada, muchas curvas y buen asfalto pero sobretodo por la visión de esa largísima fila doble de motos que se perdía en la lejanía.
Paramos en Torre de Miguel Sesmero y pudimos saludar a un gran número de compañeros que no habíamos visto anteriormente o que se habían sumado en la propia ruta. Tras una refrescante cervecita subimos de nuevo a nuestras monturas para concluir la ruta en el punto de partida.
La gente se fue acomodando y reagrupándose. El número de personas poco a poco se fue elevando, no faltaron los propios habitantes de Nogales y vecinos de pueblos cercanos que también se unieron a la fiesta.
La comida fue abundante, primero unos aperitivos de la tierra, para pasar a la carne en salsa, los garbanzos y la paella. Todo estupendo. Hubo un pequeño lío con los tiques de cervezas. Se editaron más de la cuenta, pero creo que cerveza no faltó y los tiques no se devolvieron por lo que la gente quedó contenta.
Acompañados en todo momento de buena gente fuimos quemando las horas hasta que llegó el momento de partir. Sin gana ninguna de que se nos escapara esta buena tarde nos dejamos convencer para tomar una copa en Santa Marta, en el bar-sede de los Confederados. Allí el buen ambiente continuó entre conversaciones y bromas.
Tras despedirnos de todos pusimos rumbo a Zafra, aquí despedíamos a parte del grupo y lo hicimos alrededor de unos dulces y café para acompañar.
La tarde tocaba a su fin y sin vacilación enfilamos los últimos kilómetros hacia nuestra localidad.
La parte negativa de la jornada fue la nueva rotura de cardan en la moto de nuestro mochuelo secretario que se ve nuevamente en dique seco hasta que vuelva a ponerla a punto par su próxima aventura.Fotos de Maite, Mamen y Kapy
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