Ayer domingo asistimos a la primera fiesta motera celebrada en Villanueva de la Serena. A pesar de que el cambio de hora nos hizo dormir una hora menos y que estos viejos cuerpos ya se revelan más de lo deseado, no faltó quien apremiaba al grupo para llegar cuanto antes. Conociéndole como lo conocemos nos pareció muy raro que ni siquiera parase a fumar, ni le importase el frío que hacía esa mañana.
En un “plis-plas” llegamos a Villanueva, pero el grueso de inscritos habían salido para realizar la ruta estipulada y el recinto se encontraba casi vacío. Como sabueso que huele liebre nos lanzamos en su persecución y fue en Quintana de la Serena donde les dimos caza, población por la que habíamos pasado -o eso me pareció- en nuestra apresurada marcha hacia nuestro destino.
Tras tomar resuello nos dispusimos a desayunar y como va siendo ya habitual nos “calzamos” la primera cerveza junto con un sándwich de salchichón. Parecía que todo tomaba un nuevo color y que desaparecía un poco el frío matutino.
Saludamos a viejos conocidos y al poco partimos para Castuera, segunda parada de la ruta barítima. Se unieron a nuestro grupo los que no se acordaron de cambiar el reloj la noche anterior aunque hubo quien dio la vuelta de regreso para continuar con el descanso
Partimos nuevamente rumbo a Villanueva para seguir con la fiesta en la plaza de la iglesia. Cientos de motos ocuparon la plaza, calles y jardines de la localidad todo bien dirigido por la policía local.
Mamen y Manuel llegaron justo a tiempo para la comida y Reyes quedó en hacerse motera.
Al final de la comida nuestro joven motero Gero fue premiado con la copa “a la moto más nueva” que fue entregada entre infinidad de vítores y aplausos variados.
Apurábamos las horas entre conversación y café cuando decidimos visitar algunos restos arquitectónicos de la guerra civil española para lo que nuevamente nos dirigimos a Castuera. Allí visitamos una casamata y sus correspondientes trincheras defensivas.
Enfilamos nuevamente la carretera de regreso a nuestras localidades no sin antes parar en Retamal de Llerena y Campillo de Llerena para tomar las últimas cervezas de la jornada.
En un “plis-plas” llegamos a Villanueva, pero el grueso de inscritos habían salido para realizar la ruta estipulada y el recinto se encontraba casi vacío. Como sabueso que huele liebre nos lanzamos en su persecución y fue en Quintana de la Serena donde les dimos caza, población por la que habíamos pasado -o eso me pareció- en nuestra apresurada marcha hacia nuestro destino.
Tras tomar resuello nos dispusimos a desayunar y como va siendo ya habitual nos “calzamos” la primera cerveza junto con un sándwich de salchichón. Parecía que todo tomaba un nuevo color y que desaparecía un poco el frío matutino.
Saludamos a viejos conocidos y al poco partimos para Castuera, segunda parada de la ruta barítima. Se unieron a nuestro grupo los que no se acordaron de cambiar el reloj la noche anterior aunque hubo quien dio la vuelta de regreso para continuar con el descanso
Partimos nuevamente rumbo a Villanueva para seguir con la fiesta en la plaza de la iglesia. Cientos de motos ocuparon la plaza, calles y jardines de la localidad todo bien dirigido por la policía local.
Mamen y Manuel llegaron justo a tiempo para la comida y Reyes quedó en hacerse motera.
Al final de la comida nuestro joven motero Gero fue premiado con la copa “a la moto más nueva” que fue entregada entre infinidad de vítores y aplausos variados.
Apurábamos las horas entre conversación y café cuando decidimos visitar algunos restos arquitectónicos de la guerra civil española para lo que nuevamente nos dirigimos a Castuera. Allí visitamos una casamata y sus correspondientes trincheras defensivas.
Enfilamos nuevamente la carretera de regreso a nuestras localidades no sin antes parar en Retamal de Llerena y Campillo de Llerena para tomar las últimas cervezas de la jornada.