martes, 13 de abril de 2010

Castelo dos Templários y Convento dos Cavaleiros de Cristo


De fantástico podríamos considerar este fin de semana pasado, tanto por el buen tiempo reinante como por la ruta realizada.
Partimos temprano. Sobre las 8:30 h. nos reunimos para desayunar unas buenas tostadas de jamón ibérico. Tras el suculento desayuno pusimos rumbo a Portugal, nuestra intención era llegar a Tomar, la sede principal de los Templarios en nuestro vecino país, conocida como La Orden de los Caballeros del Santo Cristo.

La visita para los españoles fue gratuita y ya antes de entrar dimos por bueno el esfuerzo de madrugar y recorrer la distancia hasta esta población.

Casi en estado de éxtasis nos encontrábamos cuando iniciamos la visita. Poco a poco fuimos volviendo a la realidad y pudimos descubrir la belleza de esta fortaleza declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tardamos todo el día en recorrer el castillo por la gran cantidad de estancias que existen, aunque el tiempo se nos acabó antes de concluir la visita. Nos supo mal dejar esta belleza a medias. Son muchos los detalles, mucha la historia que se esconde entre estos muros y muchas son también las leyendas que se vierten sobre estas piedras y sus enigmáticos moradores.

Quedamos impresionados por la belleza de la Charola, una construcción octogonal de dos plantas que fue la Capilla original de estos monjes guerreros. También nos impresionó la ventana de estilo Manuelino del Capítulo del Convento de Cristo que podemos ver desde el claustro de Sta. Barbara.

No podía faltar en esta jornada ese halo de misterio y leyenda que envuelve a los Templarios. Se hizo patente al observar como un hombre medía y fotografiaba una piedra inserta en la edificación junto a esta ventana y como consultaba unos documentos antes de tomar medidas y proceder a fotografiarlo. Nos hubiera gustado desvelar el interés de este individuo por esos signos cabalísticos tallados en la piedra, pero su hermetismo era sepulcral.

Paso a paso recorrimos los siete claustros que posee este castillo, El de Santa Barbara, el de la Hospedería, el del Pan, el de las Abluciones, el del Cementerio, el de los Cuervos y el Claustro Grande donde pudimos ver la fuente con forma de cruz templaria.

Después de pasear por las calles de esta bella y tranquila ciudad pusimos rumbo a nuestras poblaciones de origen donde llegamos bien entrada la noche, no sin antes reservar otro fin de semana para terminar de deleitarnos con este impresionante castillo y convento.

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