El pasado fin de semana pudimos asistir a la 3ª concentración de Aceuchal organizada por la peña motera El Ajo Veloz.
A media mañana del sábado llegaron los mochuelos al lugar de acampada para montar las tiendas pues traíamos la intención de pernoctar para aprovechar intensamente la fiesta nocturna. Con la experiencia de un buen mochuelo buscamos un buen olivo y nos cobijamos a su sombra. Ya estaba todo dispuesto para lo que viniera.
La mañana y tarde del sábado habíamos quedado con Manuel y Mamen para comer todos juntos y estrenar la estupenda barbacoa que recientemente instalaron en su casa, no sin el esfuerzo de los abnegados mochuelos.
La sobremesa no pudo ser mejor, y ciertamente se nos pasó sin darnos cuenta entre carne, cervezas, un constante buen humor y la perrilla Lara que también acompañó con sus ladridos a la fiesta. Para el café aterrizamos en el Jamaica, nuestro bar de referencia en esta población y como de costumbre Rocío y Almudena nos acogieron con sus característica simpatía y buen hacer.
Sobre las ocho de la tarde ya estábamos en el recinto de la concentración realizando las inscripciones. Comenzaron los saludos a los viejos conocidos y como de costumbre conociendo a nuevos colegas de afición.
Poco a poco la tarde fue dando paso a la noche, al espectáculo y la fiesta de la que sinceramente hemos de decir que los mochuelos individualmente tenemos ciertas lagunas sospechosas que podemos completar entre todos, es decir fue una extraordinaria velada con buen ambiente y mucha marcha que alcanzó a ver el sol.
Tras una hora escasa de sueño y recuperación nos dirigimos al Frijón para desayunar. Allí pudimos pensar en verde acompañado de una tostada con foigras. Recuperados ya de la noche anterior y puesta las pilas con el desayuno para afrontar la nueva jornada esperamos a que llegara el resto de la formación para realizar la ruta que estaba planeada hacia Nogales. El día acompañó ofreciéndonos un luminoso día pero sin excesivo calor por lo que los participantes pudieron estar en la explanada del castillo de Nogales sin quedar achicharrados. La alcaldesa de la población como es habitual puso a nuestra disposición el castillo para que pudiéramos visitarlo sin el más mínimo contratiempo.
La ruta continua y pasamos otra vez por el Jamaica que nos tiene preparado unas cervezas y una tapa y como no muy buena música que no dudamos en acompañar al ritmo que nos marcaba.
La concentración va llegando a su fin y tras la comida se entregan los premios y distinciones que caen todos sobre dos peñas, una de Málaga que lamentablemente no recuerdo su nombre y la otra Los Castuos. Llegados a este punto empezamos a pensar que hay tongo, que todo está amañado pero vemos como el Presi de la peña Ajo Veloz saca los recibos de inscripciones con total honestidad, aunque desde donde nos encontramos no vemos si los recibos están atados o no y solo tira de la cuerdecilla, en fin para la próxima la cuerdecilla la pondremos nosotros a la entrega del ticket.
Nos resistimos a terminar la jornada, como tantos otros y nos damos cita en nuestro posadero que no es otro –como ya habrán adivinado ustedes- que el Jamaica.
Tras un café y algún helado que otro ponemos rumbo a nuestros respectivos olivos para descansar de tanto y tan buen ajetreo.
A media mañana del sábado llegaron los mochuelos al lugar de acampada para montar las tiendas pues traíamos la intención de pernoctar para aprovechar intensamente la fiesta nocturna. Con la experiencia de un buen mochuelo buscamos un buen olivo y nos cobijamos a su sombra. Ya estaba todo dispuesto para lo que viniera.
La mañana y tarde del sábado habíamos quedado con Manuel y Mamen para comer todos juntos y estrenar la estupenda barbacoa que recientemente instalaron en su casa, no sin el esfuerzo de los abnegados mochuelos.
La sobremesa no pudo ser mejor, y ciertamente se nos pasó sin darnos cuenta entre carne, cervezas, un constante buen humor y la perrilla Lara que también acompañó con sus ladridos a la fiesta. Para el café aterrizamos en el Jamaica, nuestro bar de referencia en esta población y como de costumbre Rocío y Almudena nos acogieron con sus característica simpatía y buen hacer.
Sobre las ocho de la tarde ya estábamos en el recinto de la concentración realizando las inscripciones. Comenzaron los saludos a los viejos conocidos y como de costumbre conociendo a nuevos colegas de afición.
Poco a poco la tarde fue dando paso a la noche, al espectáculo y la fiesta de la que sinceramente hemos de decir que los mochuelos individualmente tenemos ciertas lagunas sospechosas que podemos completar entre todos, es decir fue una extraordinaria velada con buen ambiente y mucha marcha que alcanzó a ver el sol.
Tras una hora escasa de sueño y recuperación nos dirigimos al Frijón para desayunar. Allí pudimos pensar en verde acompañado de una tostada con foigras. Recuperados ya de la noche anterior y puesta las pilas con el desayuno para afrontar la nueva jornada esperamos a que llegara el resto de la formación para realizar la ruta que estaba planeada hacia Nogales. El día acompañó ofreciéndonos un luminoso día pero sin excesivo calor por lo que los participantes pudieron estar en la explanada del castillo de Nogales sin quedar achicharrados. La alcaldesa de la población como es habitual puso a nuestra disposición el castillo para que pudiéramos visitarlo sin el más mínimo contratiempo.
La ruta continua y pasamos otra vez por el Jamaica que nos tiene preparado unas cervezas y una tapa y como no muy buena música que no dudamos en acompañar al ritmo que nos marcaba.
La concentración va llegando a su fin y tras la comida se entregan los premios y distinciones que caen todos sobre dos peñas, una de Málaga que lamentablemente no recuerdo su nombre y la otra Los Castuos. Llegados a este punto empezamos a pensar que hay tongo, que todo está amañado pero vemos como el Presi de la peña Ajo Veloz saca los recibos de inscripciones con total honestidad, aunque desde donde nos encontramos no vemos si los recibos están atados o no y solo tira de la cuerdecilla, en fin para la próxima la cuerdecilla la pondremos nosotros a la entrega del ticket.
Nos resistimos a terminar la jornada, como tantos otros y nos damos cita en nuestro posadero que no es otro –como ya habrán adivinado ustedes- que el Jamaica.
Tras un café y algún helado que otro ponemos rumbo a nuestros respectivos olivos para descansar de tanto y tan buen ajetreo.
Piha AQUI para ver las fotos de Kapy.