Pues si, de guarritos va. Los confederados organizaron el domingo pasado una ruta para ver el castillo de Higuera de Vargas y terminar en la Parra comiéndonos un guarrito, cortesía del señor alcalde de la localidad. El guarrito estaba de escándalo y muy bien preparado en caldereta. No sé muy bien quien lo preparó, pero desde aquí queremos hacerle llegar nuestro agradecimiento y nuestra enhorabuena por esa preparación tan exquisita.
Las mochuelos fueron directamente a Higuera de Vargas sin pasar por el inicio de ruta, que no fue otro lugar que Santa Marta.
Como de costumbre los Confederados se dieron cita en esta localidad apareciendo algo más de medio centenar de motos para rodar en esta mañana de verano. La visión de tan espectacular columna era digna de regodeo por lo que optamos por circular pegados a la cola para ver como zigzagueaban en las curvas entre El valle de Matamoros y la Parra. La espectación que levantaban al paso por los pueblos era digna de elogio, pues hacía que todos los vecinos salieran a las puertas de sus viviendas al oír el rugir de los motores de nuestras máquinas, de la mano aparecían los mas pequeños y algunos se abrazaban al cuello de sus madres por dicho ruido.
Al final, que era la meta a conseguir llegamos a la Parra por carreteras del siglo pasado, buenas para las customs pues no queremos velocidad y si buenos paisajes con los que deleitar nuestras pupilas y nuestras mentes.
Para ver las fotos pincha AQUI
Las mochuelos fueron directamente a Higuera de Vargas sin pasar por el inicio de ruta, que no fue otro lugar que Santa Marta.
Como de costumbre los Confederados se dieron cita en esta localidad apareciendo algo más de medio centenar de motos para rodar en esta mañana de verano. La visión de tan espectacular columna era digna de regodeo por lo que optamos por circular pegados a la cola para ver como zigzagueaban en las curvas entre El valle de Matamoros y la Parra. La espectación que levantaban al paso por los pueblos era digna de elogio, pues hacía que todos los vecinos salieran a las puertas de sus viviendas al oír el rugir de los motores de nuestras máquinas, de la mano aparecían los mas pequeños y algunos se abrazaban al cuello de sus madres por dicho ruido.
Al final, que era la meta a conseguir llegamos a la Parra por carreteras del siglo pasado, buenas para las customs pues no queremos velocidad y si buenos paisajes con los que deleitar nuestras pupilas y nuestras mentes.
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